miércoles, 14 de septiembre de 2011

Túneles para una vida

El camino que recorremos sólo es un túnel, y las personas que nos acompañan, por mucho que nos duela, no son sino retratos colgados en el transitar. A lo mucho llegaremos a tocarlos, los miraremos, nos mirarán… nuestros ojos serán suyos. Lo más doloroso, lo más sencillo, esto es… la realidad. No acierto descubrir si como búsqueda o como encuentro se hace presente en mí una carta de mi queridísimo Nietzsche a su hermana Elisabeth. En esta réplica de Friedrich a Elisabeth, él expone que ante la afirmación de su hermana de que lo más sencillo es lo verdadero, la sencillez que guarda revelar que 2+2=5 no deja de hacer que no lo sea.


De igual modo, que la luz al final del túnel sea la salida es una fantasía elaborada por nuestro propio intelecto, la luz es el túnel y el túnel es el final, lo más sencilla no es lo verdadero. Ulises añora Ítaca, pero su vida no es su tierra sino su viaje, como nos invita a reflexionar Borges. Desear el final sólo nos lleva a no percibirlo nunca. Quiero decir necesidad reclama su parte de mí que yo gustosamente le cedo a sabiendas que, cuando ella termine, vea la luz, yo sólo estaré en el túnel.


Hace no mucho una parada me invitó a releer todos mis textos. Noté en ellos una extrañeza y lejanía sumamente escalofriante. Me preocupó de sobremanera la variación temática que en ellos percibía. Escribo variación, pero en mi interior asomaba un término que me asustaba... degradación. Este espacio era mi lugar de reflexión, una naturaleza no muerta fuera de mi ordenador en contacto con el mundo, con la red. Como lugar de reflexión y yo como férreo dogmático sólo cabían en él arduas y esponjadas reflexiones casi deshumanizadas.

De una tiempo hasta ahora la reflexión ha muerto aquí, está casi mendiga, pero eso me preocupaba, ¿acaso estaba perdiendo sentido lo que yo hacía? Ignorante yo, había estado equivocado en todo momento. Buscaba el fondo del túnel sin percatarme de que caía más en la oscuridad, ahora disfruto de la belleza del camino pues el túnel tiene luz en su interior, y nuestra vida transcurre en el túnel al igual que Ulises. Después llega a mis manos un fragmento de mi admirado Hesse, todo parece fluir...

¿Viene usted de su despacho? Vaya, de eso no entiendo una palabra; yo vivo como apartado, una poco al margen, ¿sabe usted? Pero creo que a usted le interesan también los libros y cosas parecidas; su tía me ha dicho alguna vez que ha sido buen conocedor del griego. Esta mañana, leyendo a Novalis, he encontrado una frase ¿Me permite usted que se la enseñe? Le gustará mucho...
-Esta también está bien, muy bien... - dijo- escuche usted la frase: "Hay que estar orgulloso del dolor, todo dolor es un recuerdo de nuestra condición elevada" ¡Magnífico!¡Ochenta años antes que Nietzsche! Pero no es ésta la sentencia a que yo me refería; espere usted, aquí la tengo. Vea:"La mayor parte de los hombres no quieren nadar antes de saber " ¿No es eso espiritual?¡No quieren nadar, naturalmente! Han nacido para la tierra, no para el agua. Y, naturalmente, no quieren pensar; como que han sido creados para la vida, ¡no para pensar! Claro, y el que piensa, el que hace del pensar lo principal, ese podrá llegar muy lejos en esto; pero ese precisamente ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará... 

3 comentarios:

  1. Tratar de buscar un túnel con luz es la finalidad de esta vida. Que no nos acompañe la oscuridad, y siempre tengamos la claridad para ver. Para ver esos retratos de los que hablas. Y que el camino sea lento, para que así podamos disfrutar de cada uno de los retratos el máximo tiempo posible.
    Cuando no disfrutemos de ellos porque el viaje se acelera, no será más que imposición del destino, y claro está, es el destino, contra él no luchamos. Dar marcha atrás sería para ver algo ya visto, y mejor lo que aún queda por ver.

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  2. En mi opinión, no importa tanto el qué ver, es decir, si pasado o futuro... lo que hemos visto y lo que nos queda por ver; siempre y cuando estemos visionando lo que queramos. Un amigo mío escribe que el tiempo es una hoja de papel con el presente en el centro y el pasado y el futuro en los extremos, si se dobla el papel por el presente los extremos (pasado y futuro) coinciden. Entonces... ¿qué tiempo es qué tiempo? Yo creo que igualmente el tiempo tiene ese componente mágico que le hace especial, esa posibilidad de que hechos pasados vuelvan a suceder y viceversa me parece sumamente atractiva. Como Cicerón el cual invitaba a estudiar el pasado para preveer el futuro, yo también creo que sabiendo de él podremos viajar, sino todo lo demás es sólo un tránsito. No obstante, muy acertado tu resumen Moon, gracias por leer el blog.

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  3. De nada melón! Y pasate por el mio cuando quieras. Laura.

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